Una nueva revisión ha obtenido las pruebas más concluyentes hasta el momento de que las persones consumen más comida y bebidas no alcohólicas cuando se les ofrecen porciones más grandes o cuando se utilizan recipientes de mayor tamaño. La investigación, llevada a cabo por un equipo con base en la Behaviour and Health Research Unit (Unidad de Investigación en Salud y Conducta) de la Universidad de Cambridge y publicada el 15 de septiembre en la Cochrane Library, sugiere que eliminar por completo las porciones grandes de la alimentación podría reducir la ingesta de energía en un 17% entre los adultos del Reino Unido o en un 30% entre los adultos de Estados Unidos.
La ingesta excesiva de alimentos aumenta el riesgo de cardiopatías, diabetes y muchos cánceres, que son algunas de las principales causas de salud deficiente y muerte prematura. Sin embargo, se desconoce el grado en el que esta sobrealimentación pueda deberse al exceso del tamaño de las raciones de comida y bebida.
Como parte de la revisión sistemática de los datos existentes, los investigadores de la Behaviour and Health Research Unit combinaron los resultados de 61 estudios de calidad alta, recopilando los datos de 6 711 participantes, para investigar la influencia del tamaño de la porción, el paquete y el recipiente sobre el consumo de alimentos. Los datos indican que las personas consumen más comida y bebida de manera sistemática cuando se les presenta en porciones, paquetes o recipientes más grandes que cuando se les sirve en versiones más pequeñas. Estos datos sugieren que se podría reducir las calorías medias ingeridas a diario entre un 10% y un 17% en los adultos de Reino Unido (equivalente a hasta 290 kcal al día) o entre un 18% y un 30% en adultos de EE UU (equivalente a hasta 547 kcal al día), si se lograse una reducción sostenida de la exposición a tamaños grandes en la totalidad de la dieta. Los investigadores no hallaron variaciones sustanciales entre hombres y mujeres ni según el índice de masa corporal, la propensión al hambre ni la tendencia a controlar conscientemente la conducta alimentaria.
El Dr. Gareth Hollands de la Behaviour and Health Research Unit, quien co-dirigió esta revisión, afirma que «Puede resultar evidente que cuanto más grande es la porción, más come la persona, pero hasta la publicación de esta revisión sistemática, las pruebas sobre este efecto estaban fragmentadas, por lo que la idea general era, hasta ahora, confusa. También se ha producido una tendencia a retratar las características personales como el sobrepeso o la falta de autocontrol como las principales razones para que las personas coman en exceso.»
«De hecho, la situación es mucho más compleja. Nuestros hallazgos destacan la importancia de las influencias ambientales sobre el consumo de alimentos. Es probable que ayudar a que las personas eviten ‘servirse en exceso’, a sí mismos o a otros, mediante la reducción del tamaño y la disponibilidad en comercios, restaurantes y en el hogar, sea un buen método de ayudar a que las personas reduzcan el riesgo de sobrealimentación».
No obstante, los investigadores señalan que se necesitan mayores reducciones para conseguir los cambios en el consumo de alimentos que sugieren sus resultados. Además, la revisión no establece de forma concluyente si reducir las porciones del extremo inferior del intervalo puede ser tan efectivo para reducir el consumo de alimentos como las reducciones en el extremo mayor. Actualmente, faltan datos para establecer si los cambios significativos a corto plazo en las cantidades del consumo de alimentos se traducirían en reducciones sostenidas o significativas del consumo a largo plazo.
Los investigadores destacan varias posibles acciones que podrían tomarse para reducir el tamaño, la disponibilidad o el atractivo de las porciones, los paquetes y los recipientes grandes, entre las que se incluyen: incrementar los límites de los tamaños de las raciones de alimentos y bebidas hipercalóricos (por ejemplo, comidas con alto contenido en grasas, postres y bebidas azucaradas) o del tamaño de los vasos, platos y cubiertos destinados al consumo, colocar las porciones más grandes a mayor distancia del consumidor para que sean menos accesibles y remarcar los tamaños de porción individual en el paquete mediante un envoltorio o una indicación visual.
En cualquier caso, como indica el Dr. Hollands: «A excepción del control directo de las raciones del consumo alimentario de las personas, actualmente hay una falta y una necesidad urgente de datos fiables en relación con la efectividad de acciones específicas para reducir el tamaño, la disponibilidad o el atractivo de las porciones más grandes».
Otras posibles acciones incluyen restringir las prácticas de precios en las que las porciones y los paquetes más grandes tienen menor coste relativo (y algunas veces absoluto) que los tamaños más pequeños y, así, ofrecer un motivo económico al consumidor; y restringir las promociones sobre porciones y paquetes grandes. Los investigadores sugieren que algunas de las acciones destacadas para limitar el tamaño de las porciones pueden requerir una regulación o legislación específica, apoyada por una demanda activa de cambios en el ámbito alimentario por parte del público.
«En este momento es demasiado fácil, y a menudo más económico, comer y beber en exceso», afirma Ian Shemilt, quien codirigió esta revisión. «Los datos son convincentes respecto a que las acciones de reducción del tamaño, la disponibilidad y el atractivo de las raciones grandes pueden marcar una diferencia en la ingesta de alimentos y bebidas de las personas; esperamos que nuestros hallazgos proporcionen un estímulo a los debates sobre cómo se puede conseguir en los diversos sectores públicos y en contextos comerciales».
Adjunto encontrará un documento PDF con la traducción parcial de la revisión sistemática.