Nuevos datos concluyen que no existen pruebas suficientes para respaldar el uso de un suplemento de ácidos grasos omega 3 en el tratamiento del trastorno depresivo mayor.
La creencia de que el omega 3 es fundamental para tener una buena salud está muy extendida. Este se halla de forma natural en el pescado azul, como el atún, el marisco y algunos frutos secos y semillas. Su uso se ha promovido ampliamente y están disponibles como suplementos sin necesidad de prescripción médica. La popularidad de dichos suplementos ha sufrido un fuerte aumento durante la última década junto con otros, entre los que se incluyen el ginseng y el té verde, así como vitaminas, minerales y productos a base de hierbas.
Recientemente se han realizado varios estudios que sugieren que los suplementos de ácidos grasos omega 3 desempeñan un papel en el tratamiento del trastorno depresivo mayor. Los adultos con este trastorno se caracterizan por mostrar un estado de ánimo deprimido o falta de placer en actividades con las que antes disfrutaban durante al menos dos semanas, sin causa física, que afectan al día a día.
Las cifras publicadas por la Organización Mundial de la Salud en 2011 estimaban que los trastornos depresivos mayores son responsables del 3% de los problemas de salud mundiales y las proyecciones para el 2030 son que aumente hasta el 6% o el 7%.
Una nueva revisión Cochrane, publicada recientemente en la Biblioteca Cochrane, recopiló datos de 26 ensayos clínicos aleatorios que incluían a un total de 1458 participantes. Los ensayos estudiaban el efecto de los suplementos de ácidos grasos omega 3 en cápsulas comparadas con comprimidos placebo. En un estudio que incluía a 40 participantes, también se investigó el efecto del mismo suplemento en comparación con un tratamiento antidepresivo.
Los autores Cochrane hallaron que, a pesar de que las personas que recibieron ácidos grasos omega 3 informaron puntuaciones de síntomas más bajas que aquellas a las que se les administró el placebo, el efecto fue pequeño y existían importantes limitaciones que debilitaban la fiabilidad de los resultados. Sus análisis mostraron que, aunque el número de personas que experimentaron efectos secundarios fue similar, se necesitan más datos para conocer los riesgos de tomar ácidos grasos omega 3.
La autora principal, Katherine Appleton de la Universidad de Bournemouth afirmó: «Hallamos un efecto positivo entre pequeño y moderado de los ácidos grasos omega 3 frente al placebo, aunque es poco probable que el tamaño de dicho efecto sea relevante para las personas con depresión; por ello, consideramos que las pruebas eran de calidad baja o muy baja. Todos los estudios que contribuyeron a nuestros análisis estaban directamente relacionados con la pregunta de investigación, pero la mayoría eran pequeños o de calidad baja».
Katherine Appleton añadió: «Actualmente no tenemos suficientes pruebas de calidad alta para determinar los efectos de los ácidos grasos omega 3 como tratamiento del trastorno depresivo mayor. Es importante que las personas que sufren de depresión sean conscientes de esto para que puedan tomar decisiones más informadas sobre el tratamiento».
Referencia: Appleton KM, Sallis HM, Perry R, Ness AR, Churchill R. Omega-3 fatty acids for depression in adults. Cochrane Database of Systematic Reviews 2014, Issue 5 . Art. No.: CD004692. DOI: 10.1002/14651858.CD004692.pub3