Información al público

En términos sencillos ¿qué es y qué hace Cochrane?

Verano de 1985

Una joven pareja espera a su primer bebé. A la semana 34 del embarazo comienzan las contracciones del trabajo de parto (6 semanas antes de tiempo). Desafortunadamente ellos se hallan fuera de su ciudad en un viaje familiar que hicieron en coche. Acuden esa noche a un hospital cercano y un joven residente de ginecología les recomienda que debe administrarle a la joven madre una dosis de corticosteroide (también conocido como cortisona), esto con el fin de evitar complicaciones en el bebé, entre las que se encuentran, la dificultad respiratoria e incluso muerte. La señora no confía en el joven doctor y pide hablar con su médico de cabecera. El staff del hospital localiza al médico de la joven pareja y le comentan la situación. Con la seguridad y confianza que dan los años les dice que no es necesario el medicamento que se les está ofreciendo. El residente ya un tanto consternado les insiste en que ha leido sobre estudios que mencionan que sí es efectivo el medicamento, y puede evitarles problemas; el médico de cabecera les insiste que no es una práctica habitual y que él mismo leyó un estudio no concluyente sobre el tema.
Muchas veces los médicos y pacientes se enfrentaron y siguen enfrentando a este tipo de cuestiones disyuntivas, donde los profesionales de la salud difieren en su elección de lo que ellos consideran el mejor tratamiento o camino a tomar en la enfermedad o condición de sus pacientes.

¿Por qué dos médicos a los que les he pedido opinión, difieren en un tratamiento o en un diagnóstico?

La respuesta no es fácil y depende de muchos factores. Un primer obstáculo y factor para que esto suceda es la reticencia a aceptar que podemos estar equivocados. Esto, si bien no es único entre los médicos, al afectar a terceros y al ser la medicina un campo guiado por el método científico, debería ser soslayado sin problemas; sin embargo es una barrera muy común entre los profesionales de la salud. Tendemos a nunca preguntarnos si lo que hacemos es lo correcto y/o está sustentado en evidencia científica sólida.
Otro gran problema es que aún si nos hacemos la pregunta, el profesional de la salud se encuentra con barreras relacionadas a la búsqueda y sobrecarga de información, es decir, existe demasiada información médica y desafortunadamente solo un pequeño porcentaje de la misma está bien hecha (es confiable) y es pertinente a nuestro problema. Esto es, literalmente, como buscar una aguja en un pajar.

¿Que acaso los médicos y profesionales de la salud no tienen libros?

Otro gran problema es pensar que la información obtenida de textos regulares es la más adecuada. Si bien ayuda a obtener datos básicos y algunas veces dirección en el tratamiento, no podemos dar por hecho que esa información es válida (es decir, que esté bien hecha, obtenida de adecuadas fuentes y suficientes). Esta ya se ha demostrado en numerosas ocasiones. Tanto textos como expertos en un tema, pueden tener preferencias al momento de escribir o dar su opinión, pueden presentar errores, fallar en la memoria, o no buscar adecuadamente la información, incluso conflictos de interés con alguna compañía farmacéutica o alguna otra entidad. En nuestro escenario presentado, ambos médicos habían leído información diferente de dos artículos médicos diferentes, aunque publicados en buenas revistas; es decir, la búsqueda de artículos individuales no tuvo éxito, y es muy probable que si alguno de ellos hubiese abierto un libro de texto de cabecera, no hubiesen encontrado una respuesta a su interrogante.

¿Cómo Cochrane puede ayudar a solucionar este problema?

Cochrane entra en escena al producir información confiable mediante lo que llamamos una REVISIÓN SISTEMÁTICA de la literatura médica. Es decir, buscamos "por aire, mar y tierra" TODA la información acerca de una pregunta como la del caso que vimos arriba. Nos encargamos de definir primero si la pregunta es importante y si mucha gente en nuestro medio se encontrará con ella (médicos, pacientes, administradores, gestores de políticas en salud) así como su posible impacto en realmente cambiar las cosas. Nuestro principal objetivo es que, como en el escenario presentado, tanto los médicos como los pacientes tengan a la mano esa información confiable.
Para que se le pueda llamar confiable, tiene que estar libre de sesgo, es decir, de errores conscientes o inconscientes de juicio y de la forma en que los investigadores llevan a cabo sus estudios en todo el mundo. En el escenario de arriba, los médicos mencionaron un artículo médico cada quien, pero si hubiesen buscado bien, sabrían que había algunos otros ya publicados. Algunos de esos estudios que evalúan la pregunta estarán bien hechos, otros no tanto, otros tendrán muchos pacientes, otros no.

Es una tarea gigantesca. No es fácil hacer UNA revisión sistemática (y ya tenemos más de 6000 publicadas). Para poder buscar, filtrar, evaluar uno por uno los artículos biomédicos sobre un tema, traducirlos cuando es necesario, analizar la información y dar los resultados, se lleva de uno a dos años, a veces más. Sin embargo, el producto es muy satisfactorio. Aquí le dejamos algunos ejemplos:

Cualquiera que sea la respuesta que nos da la revisión, estamos lo más cercano a la mejor respuesta posible. Es decir, tenemos la confianza de que los autores de una revisión Cochrane hicieron una magnánima búsqueda por todo el mundo sobre el tema y nos dan una respuesta objetiva y sin atavíos con ninguna entidad financiera que pueda influir en ellos.

Esta información es útil tanto a pacientes como a doctores y otros profesionales de la salud. Cuando incluso los políticos estén tomando decisiones en un tema de salud pública, sería lo más deseable que lo hicieran en base a la mejor información disponible.

Resolviendo nuestro ejemplo inicial, Cochrane publicó una revisión sistemática sobre este tema, respondiendo a la interrogante con la mejor certeza que los estudios a la fecha nos pueden dar. El resultado publicado en 1991 por primera vez por Cochrane hizo que el NHS (instituto de salud del Reino Unido) diera a la recomendación una mayor diseminación. El resultado fue un mayor uso de los corticosteroides y la disminución de casos con dificultad respiratoria en bebés prematuros así como la mortalidad. Hoy en día es una indicación de rutina.